2.    La congregación de médicos.

Qué te parece si después de graduados, encerramos a un grupo de médicos…, este…, no…, Mejor encerrémoslos a todos, en una casa enorme, en donde tengan todos los utensilios, camillas, medicamentos, y tecnología necesaria para sanar cualquier enfermedad.

No se les permitirá salir por ningún motivo. Solamente podrán enseñar a través de un programa televisivo, acerca de primeros auxilios, o de cómo funciona cada una de las partes de nuestro cuerpo y el porqué de las enfermedades… Eso sí, podrán curarse entre ellos cuando así lo requieran. Todas las demás personas del mundo deberán ingeniárselas si se enferman…

¿Qué te parece la idea?...

La iglesia evangélica-cristiana, con su glorioso título que ya de por sí mismo pareciera dar entrada libre al cielo, hace exactamente lo mismo que aquellos médicos preparados, reclutados y encerrados.

Nos encerramos en cuatro paredes, cantamos como 10 mil canciones que hemos aprendido desde niños, lloramos, reímos, nos alimentamos, escuchamos alrededor de 5 mil predicaciones a lo largo de nuestra vida, hablamos de “Ir por todo el mundo y predicar el evangelio”…

 Pero solo nos curamos entre nosotros, tenemos exclusividad con nuestro título personal que nos acredita como los mejores. Intentamos ser maestro y enseñar a larga distancia, sin rozarnos con los pecadores enfermos y necesitados.

Cantamos en la iglesia para sentir que somos médicos, nos hacemos escuchar por el micrófono para convencernos a nosotros mismos de lo que creemos…, en fin, perdemos mucho tiempo.

El hambre está afuera, el enfermo nos necesita y el hospital está lleno de gente sana, que está ocupando el campo de los que mueren allá en el mundo real.

¡Piénsalo…, toma tu lecho y anda!