3.    Divide y vencerás

En 1995, cuando comencé a estudiar informática en la universidad, uno de mis profesores nos repetía constantemente esta frase: “Divide y vencerás”. Él se refería a separar los procedimientos al elaborar un programa para la computadora. Cada procedimiento realizaba ciertas funciones específicas y al unirlos todos el programa funcionaba a la perfección. El secreto estaba en no trabajar el programa como un todo. Nunca en conjunto, sino más bien dividirlo en pequeñas partes para así facilitar el trabajo del programador.

Creo que Satanás debe saber algo de programación, o al menos de esta interesante frase “Divide y vencerás”. Porque la forma más sencilla de destruir un matrimonio, un ministerio o una congregación, es dividiendo; ya sea a los cónyuges, a los ministros contra el líder o a pequeños grupos dentro de la iglesia, contra otros hermanos o contra el pastor.

El enemigo trabaja mejor si nos separa, nos habla al oído y nos dice palabritas dulces. Nos da ideas muy buenas y nos insta a compartir sus ideales con otros, para así, ir haciendo crecer el virus y que el programa diabólico funcione a la perfección. Esas ideas, aunque parezcan buenas para tí o para el bien común, van en contra de los principios bíblicos y por ello es que al final, terminan destruyendo lo que pudo ser maravilloso. “Engañoso es el corazón, ¿Quién lo conocerá?”

Aunque parezcan sinónimos, no es lo mismo dividir que compartir, no es igual vencer que convencer, ni ganar que triunfar. Se divide para separar, se vence para derrotar y se gana para no perder. Pero en cambio se comparte para convivir, se convence para trabajar unidos y se triunfa para aprender perseverancia.

¡No dividas si puedes multiplicar!