8.   ¿Nada cae del cielo?

Hace poco hablaba con mi amigo Juan y él decía que nada cae del cielo, que las cosas que tenemos las hemos adquirido con esfuerzo… Me fui pensando en esa aseveración tan fuerte (que a más de uno le sonaría a herejía) y llegué a la conclusión de que aprovechando las oportunidades, dones y talentos que El Señor nos dio, es que llegamos a tener casa, automóvil, bienes materiales en general, conocimientos, títulos y trabajos bien remunerados.

Lo que sucede con muchas personas, es que están esperando que Dios decida por ellos. Muchos jóvenes quieren que Dios elija a su esposo(a). Otros piensan que el trabajo perfecto tocará las puertas de su casa, sin tener que hacer el mayor esfuerzo. Hay algunos que viven en una pseudoespiritualidad, en un evangelio de la super fe, y con la excusa de que “Dios proveerá”, no hacen nada.

Hace poco tuve la oportunidad de escuchar una historia de verdadero amor familiar. Un hijo, siendo abandonado por su padre desde muy niño, años después decide ir a buscarlo. El padre se encuentra viviendo solo, pues sus demás hijos, a los que crió y dio el esfuerzo de su juventud, lo abandonaron. Este hijo abandonado decide perdonar a su padre y quedarse con él, cuidarlo y darles su apoyo y atenciones, pues ya en su vejez, las enfermedades lo han tendido en cama y su muerte está cercana.

Pocos meses después, el padre de este hombre muere. Un abogado lo manda a llamar para repartir la herencia que su papá muy agradecido le dejó. El único heredero de una enorme fortuna es él, pues su padre al ver que su hijo (el cual había abandonado) fue el único en ayudarle en su lecho de muerte, decide entregarle todo lo que tiene.

Ese hombre, hijo de aquel anciano, es un pastor que durante muchos años sirvió a Dios y comprendió que la palabra no solo debía de ser predicada, sino también vivida… y Dios le recompensó por su fe y su obediencia.

No confundamos las bendiciones de Dios que nos llegan como resultado de creerle, obedecerle y servirle, con el hecho de pensar que somos super cristianos y por consiguiente Dios está en la obligación de darnos todo lo que se nos antoje.